Aragoneria > 40 Monasterios aragoneses
Autor: Francisco Javier Mendivil Navarro Fecha: 19 de octubre de 2023 última revisión
Viejisimo. Monumento Nacional desde 1855. En el casco antiguo de la Ciudad de Huesca, en el centro de lo que era la ciudad musulmana.
A San Pedro se le apellido "El Viejo" para distinguirlo de la catedral bajo la misma advocación.
Es un monasterio del siglo XII, cuya iglesia era más vieja todavía, ya que fue visigoda y después mozárabe, lo cual no empece para que en la puerta haya un modernísimo metacrilato de Ibercaja que resulta muy ilustrativo.
Y unas peladillas de piedra en la acera con las que se tropieza muy a gusto al mirar el timpano románico de la entrada principal.
De lo más principal es el retablo del altar mayor de Juan de Alí, colocado aquí en el XVI, dedicado a San Pedro, claro, que compite en belleza con una Virgen de las Nieves del XIV hermosísima. El exterior es humilde. En la fachada hay ciprés, curiosamente no en el claustro, y una cadena curiosamente arriba para proteger el paso áereo a la hexagonal torre campanario que más parece torreón de muralla que de iglesia.
Hoy el monasterio es parroquia aunque desmembrada. Con una parte de ella y otro poco de la de Santiago se hizo la más nueva de San José. Lo viejo ya se sabe. A pesar de ello continúa como sede de la Cofradía de los Carpinteros erigida canónicamente en San Pedro el Viejo, que cuenta en la actualidad con 280 cofrades.
Madera es la silleria del coro del XVI, donde el duque de Villahermosa podía sentarse en la silla más próxima al prior. De madera es el retablo de Nuestra Señora de la Esperanza, pero manda la piedra sillar.
Todo piedra. Todo románico. Y los oacenses deben verlo romántico, además de románico, porque se celebran muchas bodas. La austeridad de la iglesia aumenta el atractivo. Parece que el mayor atractivo son las fotos en el claustro: un rectángulo clásico, sombrío, rodeado de columnitas pareadas que concluyen en un único capitel.
Treinta y ocho capiteles sobre la vida de Cristo, y algunos representando vicios y pecados.
En el ambiente recogido del claustro, el mayor pecado es ver por encima de sus arcos románicos las moles de los edificios vecinos. Hay un estimulante plan bastante discutido para derribar casas del entorno de San Pedro y recuperar sus ábsides, dejando exento, lo que se pueda, si se puede. Como pasa en casi todas las capitales.
Las figuras de los capiteles tienen ojos enormes ..., y es que no se creen lo que ven enfrente. O dentro, porque la antigua sala capitular del monasterio hoy una capilla, la de San Bartolomé, que cobija los restos de Ramiro II el Monje y de Alfonso I el Batallador. Es un Panteón Real de lo más irreal.
Una canción de gesta, seguramente real, recuerda, igual que recuerda usted, a Ramiro II como el famoso rey aragonés fabricante de la original campana oscense.
Siete siglos después le llevaron de Montearagón junto a él los restos de su hermano Alfonso I. En la Crónica de San Juan de la Peña dicen que a Alfonso "clamábanlo batallador, porque en Espanya no ovo tan buen caballero que veynte nueve batallas venció".
Dos grandes reyes que no merecen la cochambre de su Real Panteón.
Realista lo que les cuento. Surrealista lo que parece.
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San Pedro el Viejo. Monasterio aragonés. Dibujos de Teodoro Pérez Bordetas y Textos de Miguel Caballú Albiac. Románico, cisterciense y gótico.
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