Aragoneria > 40 Monasterios aragoneses
Autor: Francisco Javier Mendivil Navarro Fecha: 19 de octubre de 2023 última revisión
La idea es sugerir que se programe el fin de semana para conocer Aragón.
Porque esto engancha, oiga.
Todos los monasterios son diferentes, pero hoy es más diferente todavía.
En Sásabe, realmente solo queda la iglesia y el espíritu. Pero es raíz, raíz de la buena.
Fíjese fue la primera sede de los primeros obispos aragoneses, antes de su traslado a Jaca.
Todavía debe haber en San Adrián tres obispos enterrados, según reza un sillar adosado a un muro lateral.
Lo que se dice materialmente enterrada estuvo toda la Iglesia que actualmente se conserva. Lo de conservar es un decir. Enterrado debe estar aún lo que reste de dependencias monásticas.
El río Lubierre y los barrancos de Lopán y Calcil lo sepultaron. Quizá como la tragedia de Biescas pero cientos de años antes. Todavía hoy, para acceder a la Iglesia, hay que atravesarlos entre piedras y maleza, jugándose el tipo.
Pero vale la pena. La experiencia es de las que no se olvidan. La Iglesia que se disfruta ahora fue descombrada y restaurada por ICONA en 1962.
En el siglo XI estuvieron canónigos regulares de San Agustín. Luego fue priorato de la Catedral de Jaca. Me aseguran y por algún sitio también lo he leído que aquí estuvo el Santo Grial, el cáliz de la Última Cena antes de llevarlo a San Juan de la Peña y después a Valencia, donde lo guardan bien.
Visita obligada desde Jaca. En la carretera hacia Canfranc, un desvío a la izquierda nos lleva a Borau, pueblo de nombre y paisaje cinematográfico. En el pueblo viven cuarenta vecinos y una mujer enamorada del Monasterio que se recome de verlo tan abandonado.
Cuando en el Club Social, que lo hay y con langostinos de tapa, se pregunta por la llave de San Adrián te miran escépticos con lo ojos inertes como los langostinos.
Había puerta y llave. Ahora no hace falta. La puerta está abierta y su interior es una hermosa y singular piscina. Aguas claras, frías y cristalinas manan por el abside. La torre del muro septentrional parece que se utilizaba, en ocasiones, de aljibe. Ahora todo es un aljibe.
El agua entra y sale como cualquier peregrino que pase por su lado recorriendo el P.R. 11, Camino de Santiago.
Cuando la iglesia estaba enterrada emergía la parte superior y allí, convertido el Monasterio en simple ermita, se celebraba a Santa Natalia y el pueblo subía entre frondosa naturaleza y entrañables añoranzas.
Casi no queda pueblo. Queda, y admirable, la Naturaleza, y queda, denunciando desidia, el sosegado románico lombardo, raíz medieval de un Aragón que algunos presumen, pero pocos conocen.
Anímense el fin semana. Desde Jaca a un tiro de piedra.
Pero si van no tiren ninguna piedra más, que lo que hace alta es lo contrario reconstruir.
Con piedra, con el recuerdo, visitando o dibujando y escribiendo que también ayuda. ¿o no?.
Ya saben, los jueves monasterio.
Monasterio San Adrián de Sasabe
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San Adrián de Sásabe. Monasterios aragoneses. Dibujos de Teodoro Pérez Bordetas y Textos de Miguel Caballú Albiac. Románico, cisterciense y gótico.
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