Estaban cenando los generales franceses en su cuartel general de Santa Engracia la noche del 13 de agosto de 1808, cuando desde Madrid les dicen: que levanten el sitio de Zaragoza, que el mes anterior les habían dado en el morro en Bailen y que ya valía de bajas en Zaragoza, que Zaragoza era mucho Zaragoza. La impotencia y la rabia propició la salida precipitada y con minas de pólvora volaron el Monasterio que los acogía.
Era de los Jerónimos, y era una maravilla. Los grabados de Gálvez y Brambila lo demuestran, aunque también demuestran que quedó mucho en pie de esa maravilla.
Fueron las autoridades locales las que ordenaron que la piqueta no parara desde 1836 a 1842, “ante la impasible estolidez de entidades y fuerzas vivas” que dice G. Fatás.
¡la piqueta a la picota! ¡que dolor!
A finales de siglo se reconstruyó el templo actual y vamos a celebrar el centenario de la reconstrucción construyendo, que es la mejor manera de celebrar, aunque se trate de un controvertido complejo pastoral parroquial en la parte posterior.
También se va a restaurar la cripta de los Santos Mártires, corazón simbólico, que estaba perdida de humedades para lo que se han trasladado las reliquias de Santa Engracia y sus 18 compañeros mártires, cantados por Prudencio, desde una urna romana y sarcófago de jaspe al presbiterio de la Basílica.
Porque sepa Vd. amigo que la Iglesia de Santa Engracia es Basílica Menor desde su dedicación el 27 de octubre de 1991.
Y sepa, que no estorba, que Santa Engracia fue martirizada el 14 de abril del año 303.
Y sépase que los Innumerables Mártires del cristianismo no son pues tantos y se conocen como las Santas Masas.
Ya de paso, sepa también Vd. otra curiosité: lo que tradicionalmente se considera territorio esta Parroquia era eclesiásticamente jurisdicción de la diócesis de Huesca desde el concilio de Jaca del año 1063.
Fue de Huesca hasta la rectificación de límites del Concordato de 1953 pasando a Zaragoza con el Arzobispo D. Casimiro Morcillo el 1 de enero de 1956.
El Monasterio lo fundó Juan II, agradecido por sanar de cataratas que operó, vaya Vd. a saber cómo, un judío de Lérida.
Vio claro y vio, claro, que la intercesión de Santa Engracia merecía dejar faena a su hijo Fernando el Católico y a su nieto Carlos V que continuaron las obras.
La sensacional fachada retablo plateresca que vemos ahora también fue cosa de padre e hijo, los Gil Morlanes. Y es cosa de padre y muy señor mío.
Se restauró por Carlos Palao y se ha limpiado varias veces, y más que hará falta con tanto coche.
Allí están en hornacinas San Prudencio, San Esteban, San Valero y San Vicente, producto de Palao, como la virgen que corona la fachada. En el centro los originales Reyes Católicos orando a la virgen de las Santas Masas, y a los lados los Doctores de la Iglesia, pero de ellos sólo San Jerónimo es original.
Dentro la lápida del historiador, más que original auténtico, Jerónimo Zurita.
Poco queda del original Monasterio de los Jerónimos. Monasterio Real que realmente merece una visita en el centenario.
Real.
Dibujos Teodoro Pérez Bordetas
Textos Miguel Caballú Albiac
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Santa Engracia. Monasterios aragoneses. Dibujos de Teodoro Pérez Bordetas y Textos de Miguel Caballú Albiac. cisterciense y gótico.
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