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Con una intención probablemente regeneracionista, Gracián vuelve sus ojos a la figura de Fernando el Católico, para él paradigma del hombre de estado que había sabido constituir aquellas otrora sólidas bases sobre las que la monarquía española había alcanzado la cima del poder Fue Fernando de la heroica prosapia de los reyes de Aragón, que fue siempre fecunda madre de héroes. Ayuda mucho o estorba, para conseguir la celebridad, esto de las familias. Secreta filosofía, manifiesto efecto de la soberana providencia, más favorable a unas que no a otras. Parece que se heredan, así como las propiedades naturales, así las morales, los privilegios o achaques de la naturaleza y fortuna. Casas hay que llevan consigo hereditaria la felicidad, y otras la desdicha. La de Austria ha sido siempre felicísima, prevaleciendo eternamente contra las máquinas de sus émulos. La de Valois, al contrario, en Francia, ha sido desgraciada, no perdonando esta infelicidad aun a las privilegiadas hembras. Otras prosapias hay belicosísimas por naturaleza y por afición, como lo es la de Borbón, seminario de valerosos caudillos, cuya mezcla con la de Austria prometen en nuestro Serenísimo Príncipe de España, con la felicidad, el valor, para ser monarca del Universo. Sea oráculo su real nombre, BALTASAR REY, compuesto de las cuatro vocales que dan principio a las cuatro partes del mundo, en presagio de que su monarquía y su fama han de ocuparlas todas. La familia de los Césares, en Roma, fue estéril de sucesores, tanto en calidad como en número, ordinario castigo de la tiranía. Casas hay cuyos príncipes tardan en hacerse; pero en despertando una vez, recompensan la tardanza de los principios con un prodigioso exceso en los progresos. La casa de los reyes de Aragón fue de príncipes eminentes en el gobierno. Todos a una selectos, políticos, sagaces, belicosos y prudentes; felicidad rara y invidiable de todos los demás reinos. Nació y crióse, no en el ocio ni entre las delicias del rey Don Juan, su padre, sino en medio de sus mayores aprietos. Las luminarias de su nacimiento fueron rayos de las bombardas, y los regocijos de la corte fueron triunfos de las multiplicadas victorias. Príncipe niño, se vio cercado en el castillo de Girona, con la reina doña Juana, su madre, aquella castellana amazona que capitaneó tantos ejércitos en Navarra, Aragón y Cataluña. Contra un niño y una madre, hubo día en que se fulminaron al castillo cinco mil balas, pero, como la fénix, salió triunfante deste incendio; que todos los reinos parece que se conjuraron contra Fernando niño, para sujetársele después muy hombre. [El Héroe] [El Discreto] [Agudeza y Arte de Ingenio][Oráculo Manual y Arte de Prudencia][El Comulgatorio][El Criticón] [PRESENTACIÓN][LA VIDA] [LA OBRA] LENGUAJE Y ESTILO][SIGNIFICADO][ANTOLOGIA DE TEXTOS] |
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