Os Mallos de Riglos Por Chema G. Lera.
Elfos Número XII MMIII Enero-Febrero

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Os Mallos de Riglos
Por Chema G. Lera

En un paraje de Aragón, en España, se levantan hacia el cielo del Prepirineo unos tremendos cortados rocosos, a plomo sobre las aguas del río Galligo, o Gállego, llamado así en recuerdo de los galos o celtas. Estas formaciones rocosas tienen un nombre en el antiguo idioma de Aragón: Mallos, martillos. Existen dos conjuntos separados por las aguas: a un lado Mallos de Riglos, al otro, los Mallos de Agüero.Leyendas de Riglos. © copyright 2003 Chema G. Lera

Las paredes casi verticales de Os Mallos de Riglos, atravesados por la garganta del Galligo, alcanzan más de doscientos metros. La cumbre sobrepasa los 900 metros sobre el nivel del mar. Las formas extrañas que ha adoptado la piedra han recibido variados nombres: O Puro, O Fuso, O Pisón, O Firé. La imaginación es brutalmente golpeada por este capricho de la naturaleza. Pintores y poetas han sucumbido a sus misteriosos encantos. El escritor aragonés Manuel Derqui reinventó un críptico nombre para los Mallos: el Macizo de Logris, habitado en sus escritos por criaturas fantásticas y diabólicas como los chacales de hierro, la enana de los hielos, las serpientes de cristal... El mismo Ramón J. Sender dijo de los Mallos que eran los "centinelas de las huestes del Diablo".

Pero Os Mallos atesoran leyendas mucho más antiguas... Cuenta una vieja historia que en una aldea de la zona, Foz de Escalete, habitaba una extraña anciana. Era gigantesca, y su tamaño atemorizaba a todos los habitantes. Además, tenía fama de bruja, por lo que, cansada de ser rechazada por todos, hizo aparecer de la nada las inmensas rocas, y con una fuerza sobrehumana las clavó junto al Galligo para refugiarse como un parapeto detrás. Desde entonces se oculta allí, y casi nadie la ha vuelto a ver. Pero dicen que la giganta bruja se aparece una vez al año, en la Nuei de Sanchuan. Surge desde las alturas, se sienta sobre uno de los mallos llamado el Pisón, y desde allí, peina sus cabellos blancos mojando su peine en las aguas del río. Otras veces, las aguas del Galligo le sirven para humedecer el lino con el que hila.

Los Mallos, auténticas columnas naturales, no podían dejar de tener una virgen milagrosa, en este reino de Aragón en el que desde lo más antiguo en todos sus símbolos se ha utilizado el pilar coronado por una cruz o una imagen sagrada, como la más conocida Virgen del Pilar. La Virgen de Riglos es llamada Nuestra Señora del Mallo. Cuenta la leyenda que la talla de madera, románica, permaneció durante mucho tiempo en un nicho en lo alto de una de las peñas. Cuando abajo en el pueblo construyeron un templo para albergarla, la Virgen del Mallo se empeñó en regresar a su lugar de origen. Desapareció de su altar, la buscaron, y la hallaron en su capilla pétrea. Tantas veces la trasladaron, tantas volvía a aparecer en los Mallos. Al final, los vecinos de Riglos decidieron arrancar un trozo de la peña y lo colocaron como trono para la Virgen en la iglesia del pueblo. Desde entonces, la imagen no volvió a la peña.

La historia de Riglos se remonta a siglos atrás, cuando fue un lugar privilegiado para la defensa de las fronteras del antiguo Reyno de Aragón. Como no podía ser de otra forma, tuvo su castillo-fortaleza, hoy totalmente desaparecido, pero del que existen referencias documentales históricas, según las cuales, el propio rey Pedro IV de Aragón se preocupó del castillo y ordenó, en 1377, a su mayordomo y consejero real Pedro Jordán de Urriés, que lo reparara. El rey Juan II nombró infanzones a los miembros de la familia oriunda de Riglos, linaje del que tomó apellido, en 1458. Pero más importante aún en la historia de Os Mallos es el tiempo durante el cual se convirtió en un reino propio. A la muerte de Pedro I, su esposa la Reina Berta, por deseo de su difunto marido, pasó a ser monarca de un territorio autónomo dentro de Aragón que abarcaba Riglos, Agüero, Murillo de Galligo y la Bal de Ayerbe, posiblemente hasta el río Sotón. Este peculiar Reino de Bertania o Reino de Os Mallos terminó con la muerte de su reina y siguió integrado dentro de Aragón.

© copyright 2003 Texto e ilustración Chema G. Lera

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