De Loarre a Fuenfría. 2.

De Loarre a Fuenfría
Comienza el sendero

Antes de llegar al Castillo de Loarre, en la provincia de Huesca, la carretera atraviesa un tupido bosque de pinos que va a salir a una explanada que se utiliza como aparcamiento. Pues bien, allí mismo parte el camino que deberemos coger. Hay una señal de Sendero de Pequeño Recorrido (PR), de esas pintadas de amarillo y blanco, que señala Rasal, al otro lado de la sierra. En buena parte de nuestro itinerario, coincide con la dirección que hemos de seguir.
Nuestro camino es más breve. Es un jugoso complemento para nuestra visita al mejor castillo románico de España, que dejaremos para la tarde, a la vuelta. En unas dos horas aproximadamente, podremos culminar el ascenso hasta el mirador de la Fuenfría. En la mitad del tiempo podremos hacer la vuelta.

El primer tramo del camino bordea el bosque de pinos. Va a parar a un antiguo campo de labranza. Enfrente, levantando un poco la mirada, vemos alzarse dos peñas de caprichosas formas, como gigantes convertidos en piedra. Dentro de un rato llegaremos encima de sus "cabezas" y podremos mirar hacia aquí para tener una nueva perspectiva del castillo que va quedando a nuestras espaldas.

Cruzamos el campo en diagonal, hacia el bosque que se extiende bajo las peñas, sintiéndonos un poco desasistidos sin un camino que nos acoja entre sus lindes. Pero pronto llegamos a la entrada del segundo bosque de pinos. Nos introducimos alegres en la umbría fresca y misteriosa. Imaginamos toda la ladera repleta de árboles cuando los montañeses construyeron allá por el siglo XI la fortaleza.

Al comienzo del camino que discurre dentro del bosque, volvemos a encontrar nuevos carteles, en este caso con otra dirección además de la de Rasal. A la derecha señala Pusilibro, o como dicen por aquí, Puchilibro. Es el monte más alto de la sierra, pero en esta ocasión no subiremos a él, siempre lo tendremos como un fiel guardián sobre nosotros.

Subiendo por el bosque

© 2001 texto y fotografías Isabel Ariño

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