Rebético -5 |
En esta misma línea brutal y desgarradora se desenvuelve el "Hasápiko" de Giován Tsaoús, otro celebérrimo compositor de los albores del rebético, cuyo título es "O Prezakia", "El consumidor de preza". Soy un drogata, entérate, mas dondequiera que voy todos me dicen "vete", piensan que me los voy a comer. Me miran y sienten repugnancia, mas no me importa un carajo. Aspiro sólo preza y me convierto en lo que ella quiere Me siento en el vagón, de casa ni me acuerdo, y, extendiendo un saco sucio, me echo a dormir. Mis ropas se hacen trizas, mi cuerpo se consume, la preza me envenena, acaba con mi vida. Cuando estoy con el mono ¿cómo voy a pensar en el hambre? Cuando me cuelgo, muchachos, Atenas me sirve de testigo. Cuando muera, amigo mío, que venga la policía con el carro de la basura y celebre mi funeral. Por el contrario en el "hasápiko" "O Mastouras", "El Colgao", Markos Vamvakaris nos ofrece un himno lleno de musical brillantez al poder enajenante del hachís: Cuando me cuelgo y me quedo como fundido por el cuelgue, me olvido de todos mis tormentos y de toda preocupación. Me otorgó la naturaleza amarguras y tormentos, pero con hachís todos pasan y se desvanecen. Y así me tranquilizo, paso la vida y hago disfrutar a mi cuerpo con el mucho cuelgue que hay en mi cabeza. Y yo mangas nací y mangas moriré, y que brote hachís encima de mi tumba 5. El amor Otro de los temas más y mejor tratados en la literatura musical rebético es, por supuesto, el del amor. En su dibujo se puede advertir bastante "machismo", el cual aparece en muchas ocasiones estimulado por la brava hembra de turno. Como prueba valga esta especie de "picadillo" titulado "San íse mangas ke daís", "Si eres mangas y daís", un "hasápiko" compuesto también por Markos Vamvakaris en el que aparece todo el amplio repertorio de términos de argot que califican la figura del mangas: Si eres mangas y daís, y quieres tenerme, es necesario que el revólver y el cuchillo, mangas, manejes. Yo soy mangas y daís, y te tendré; sabes que por ti sería capaz de evitar siete veces la muerte. Mangas, zahpini, te amo y no me arrepiento nunca, porque por ti siento una pena, y noche y día me consumo. Y ahora te trataré con dureza para que así me ames, pues soy un mangas y daís, y un tosco derviche. |
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© texto 2009 Rafael Lobarte |
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Versión 19.0 - Septiembre 2009
El cronista de la Red número 19. Biografía, relato, fotografía, arte, dibujo, poesía, libros, traducción, nuevos creadores. Viaje, la historia, la arquitectura y la cultura