Servet 6

cronista

Miguel Servet Titulo Miguel Servet

     En Vienne del Delfinado ocupará el cargo de médico adjunto palatino y se encontrará con el apoyo no sólo del arzobispo Palmier, sino también del propio médico principal, que era Jerónimo Montuus, hijo de Sebastián Montuus, que le había llevado a Charlieu. Todos los autores coinciden en reseñar que los doce años que vivió el sijenense en Vienne fueron los mejores de su vida. En su trabajo como médico tenía muchos clientes y algunos muy ilustres. Publicó una segunda edición de la Geografía de Ptolomeo, la Biblia de Santes Pagnini, varias ediciones de su Syruporum, dos Biblias más en sendos tomos, y recientemente se ha documentado la edición de una obra de Dioscórides y un Enchiridion o Manual de recetas médicas, que tuvo también notable éxito. Además, Servet parece encontrar un sitio como ciudadano, convirtiéndose en casi todo un burgués. En 1548 adopta la nacionalidad francesa, y a continuación aparece como prior de la cofradía de San Lucas, y en consecuencia miembro del Concejo de la ciudad, asesorando a la misma en variadas ocasiones y en diversos asuntos técnicos.

     Pero la procesión va por dentro. A finales de 1546 habría redactado ya el primer texto de su "Christianismi Restitutio" o Restitución del Cristianismo, la obra que de manera directa provocará su muerte. La ha escrito a escondidas, llevando sin duda desde el punto de vista ideológico y espiritual una doble vida, que en el fondo le consume. Como le consumen las dudas religiosas y la necesidad de debatir sus ideas. Por ello, corrige la Restitución durante seis años y por eso se empeña en escribir una y otra vez a Calvino y a otros líderes de la Reforma, cuestionándoles algunos de los principios fundamentales de la misma, como el de la negación del libre albedrío y del valor de las buenas obras para obtener la salvación, es decir a Servet le parece inconcebible una predestinación que deja al hombre convertido en un "tronco inerte" y a Dios en "una quimera de la voluntad esclava", como le escribía a Abel Poupin, dirigente protestante de Ginebra. A Calvino llega a remitirle treinta cartas. Al principio éste le contesta con cierta paciencia, pero a Servet no le sirven las respuestas que le llegan e insiste, subiendo de tono la polémica que mantienen. Calvino decide enviar al aragonés un ejemplar de su "Institución de la Religión Cristiana" para zanjar toda discusión, pero Servet se lo devuelve completamente anotado al margen y acompañándolo, en un acto de orgullo suicida, de un manuscrito de su "Restitución...", indicándole a Calvino que está dispuesto a ir personalmente a Ginebra a explicarle sus opiniones. Calvino muerde su cólera y no contesta a Servet, pero le escribe a Guillermo Farel: "Dice que va a venir si lo recibo, pero no me atrevo a comprometer mi palabra, porque si viene no ha de salir vivo de mis manos o poco ha de valer mi autoridad". Lo cumplió siete años más tarde.

Ciudad de Vienne

Ciudad de Vienne del Delfinado (Francia)

     La necesidad de hacer públicas sus ideas y de confrontarlas con otras era tal en Servet que no le importó correr con los riesgos. Cuando ve que Calvino no le devuelve el manuscrito de la "Restitución del Cristianismo" que le ha enviado, sus temores comienzan a tomar forma y le escribe a Poupin: "Yo sé, sin dudarlo, que deberé morir por esta causa ... ". Sin embargo, su empeño es editar su libro, asunto nada fácil porque la mayoría de los impresores con los que contacta se niegan a hacerlo. Finalmente la obra verá la luz en la misma Vienne, en una imprenta clandestina que monta el impresor lionés Baltasar Arnoullet, supervisada por su cuñado Guillermo Guéroult que cuenta con tres operarios de confianza. Los trabajos se realizan entre septiembre de 1552 y enero de 1553. La tirada fue de 800 ejemplares en rama, para mejor ocultarlos, que se enviaron a Lyon, Frankfurt, Ginebra y posiblemente algunos a Italia. Por supuesto no figuraba el impresor y solamente se incluyeron las iniciales del autor, pero eso no salvó la edición que fue destruida casi en su totalidad. El brazo de Calvino era muy largo y poderoso.

     En "Christianismi Restitutio" Servet despliega un tratado teológico, que los especialistas entienden como un tanto confuso, donde se constatan sus posiciones antitrinitarias y próximas al anabaptismo, pero también las raíces neoplatónicas y emanatistas de sus ideas sobre la divinidad. El aragonés admite la validez de sólo dos sacramentos, el bautismo (a partir de los veinte años) y la eucaristía, y condena todo los usos del culto de raigambre católica, como la celebración del domingo, la misa, los votos monásticos, las imágenes religiosas. Admite el pecado original, pero como valora en mucho la voluntad y libertad humana, no concibe que nadie pueda cometer pecado mortal antes de su madurez como persona, que Servet sitúa hacia los veinte años como para el bautismo. La fuente en que Servet apoya todo su discurso es siempre la Biblia, aunque como hombre de su tiempo y médico no excusa la importancia de la Naturaleza como fuente de conocimiento. Por eso la reflexión sobre uno y otro "libro" puede hacerse indistintamente, sin solución de continuidad, y apoyándose entre ambos para explicarlos mutuamente. Nada tiene por tanto de extraño que en medio de una serie de reflexiones sobre el Espíritu Santo y su influencia en la naturaleza del hombre, encontremos la descripción de la circulación menor de la sangre, es decir de la circulación pulmonar, decisiva en la historia de la medicina occidental, y que sin duda Servet pudo deducir gracias a sus conocimientos de anatomía y a su gran capacidad de reflexión y de análisis. Es cierto que ya en el siglo XIII el médico árabe Ibn An-Nafis mencionó la circulación pulmonar sanguínea, y que pocos años después que el aragonés otros científicos europeos irían llegando a parejas conclusiones, pero hoy no parece haber duda de que fue Servet el primero en formularlas en occidente y que las suyas fueron las que sirvieron para el desarrollo posterior de los estudios sobre la circulación de la sangre en Europa, ya que el libro de An-Nafis no se conoció en el Viejo Continente hasta 1924. Lastimosamente, esta contribución servetiana a la ciencia médica no pudo tener de inmediato la repercusión merecida. Como hemos dicho, la casi totalidad de la edición de "Restitutio...." fue destruida y Servet, convertido en un hereje religioso, apenas sobrevivió a su libro

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