El nombre de la rosa, Umberto Eco.

Fragmentos escogidos

Entonces no sabía qué buscaba fray Guillermo y, a decir verdad, aun ahora lo ignoro y supongo que ni siquiera él lo sabía, movido como estaba sólo por el deseo de la verdad, y por la sospecha -que siempre percibí en él- de que la verdad no era la que creía descubrir en el momento presente.

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Mientras trepábamos por la abrupta vereda que serpenteaba alrededor del monte, vi la abadía. No me impresionó la muralla que la rodeaba, similar a otras que había visto en todo el mundo cristiano, sino la mole de lo que después supe que era el Edificio.

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Las voces de los monjes eran entrecortadas. Nos situamos en una posición que nos permitiese estudiar sus fisonomías en los momentos en que, según la liturgia, no tuvieran puesta la capucha. En seguida divisamos el rostro de Berengario. Pálido, contraído, reluciente de sudor. El día anterior habíamos oído en dos ocasiones rumores sobre él y las relaciones especiales que tenía con Adelmo. Lo llamativo no era el hecho de que, siendo coetáneos, fuesen amigos, sino el tono evasivo con que se había aludido a aquella amistad.

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Enarbolando la lámpara delante de nosotros, volvimos a subir al scriptorium, ahora por la escalera oriental, que después continuaba hasta el piso prohibido. Yo pensaba en las palabras de Alinardo sobre el laberinto y esperaba cosas espantosas.
Cuando salimos de la escalera para entrar en el sitio donde no habríamos debido penetrar, me sorprendió encontrarme en una sala de siete lados, no muy grande, sin ventanas, en la que reinaba, como por lo demás en todo aquel piso, un fuerte olor a cerrado y a moho. Nada terrible, pues.

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"La llama consiste en una claridad esplendente, un vigor ingénito y un ardor ígneo, mas la claridad esplendente la tiene para relucir, y el ardor ígneo para quemar". Recordé algunas frases de Ubertino sobre el amor. La imagen de Michele en la hoguera se confundió con la de Dulcino, y la de Dulcino con la de la bella Margherita. Volví a sentir el desasosiego que había experimentado en la iglesia.

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