Editorial IV. Elfos.

Quizás sean las leyendas los sueños de la historia...
Y quizá la historia surja de los recuerdos de la Humanidad mientras camina por en medio de un inmenso bosque hacia un claro de luz. Quizá...

-"¿Saben una cosa? -decía un duende sabio hace muchos años- Nuestro pueblo es tan antiguo que nadie es capaz de precisar dónde termina uno de nosotros y comienza el resto de la tierra donde vivimos, dónde termina nuestra memoria y comienza la de nuestros abuelos..."

Aquellos viejos hermanos nuestros que tan cercanos se sentían a todo lo que les rodeaba... Entre nosotros, entre la gente grande, cada día somos menos nosotros y más lo que nos rodea. El problema es que a nuestro alrededor tejemos una telaraña de cosas con botones, el progreso, decimos, aunque en realidad cada vez necesitamos nuevas cosas que adormezcan nuestros sentidos más... humanos -¿o deberemos decir primarios?-. Nuestra mente es más sabia, y nuestros dedos más hábiles, aunque cada día que pasa dependamos más de un enchufe con dos agujeros.

Aquellos pequeños antepasados nuestros, que cuando veían un rayo de sol atravesar la fronda sobre sus cabezas agradecían a los buenos espíritus del bosque ese hilo de vida que guiaban hasta el corazón de las flores, los frutos, las semillas y los animales.

Aquellos viejos antepasados nuestros, que aprendían nombres de santos para agradecer, en el fondo, la acción de las buenas hadas cada día sobre sus cosechas y sus ganados.

Aquellos simples, que cantaban y bailaban bajo la lluvia y se reían cuando la luna brillaba enorme y redonda sobre sus cabezas llenas de guirnaldas...

¿Qué es nuestro sol, qué nuestras lunas? ¿Más horas de aire acondicionado?¿Un problema sobre qué crema solar utilizar o que ropa de moda ponernos?¿La hora de ver el partido?...

Pero nuestra memoria está ahí, nuestros sentimientos permanecen bajo capas y capas de automóvil, marcas, anuncios, películas y espectáculos, en el fondo de cada uno late imparable una vieja nostalgia por lo que una vez fuimos, un recuerdo ancestral de cuándo uno y el mundo eran más parecidos.

Quizá las leyendas despierten nuestros sentidos...

Chema GLera