... Al llegar a este punto, uno de los de la reunión que por lo visto, tenía noticia del mal talante con que el joven oficial se había resignado a acomodar su gente en la abandonada iglesia, le dijo con aire de zumba:
- Y a propósito del alojamiento, ¿qué tal se ha pasado la noche en el que ocupáis?
- Ha habido de todo, contestó el interpelado, pues si bien es verdad que no he dormido gran cosa, el origen de mi vigilia merece la pena de la velada. El insomnio junto a una mujer bonita no es seguramente el peor de los males.
- ¡Una mujer!, repitió su interlocutor, como admirándose de la buena fortuna del recién venido. Eso es lo que se llama llegar y besar el santo.