Dana Scully & Fox Mulder no son de mi propiedad.
Todos los demás personajes son ficticios y no guardan relación alguna con personas reales.
Los hechos narrados son un híbrido compuesto por antiguas leyendas y casos verdaderamente acaecidos.
Zaragoza, España, 23 de Junio 2000. 18h 45´
Ribera del Ebro, margen izquierda, Parque de Macanaz, junto a la primera arcada del Puente de Piedra.
- Hey, Paul, hay algo flotando en el río. ¿Puedes verlo bien?
- No, sólo veo que brilla y tiene muchos colores.
- Voy a cogerlo.
- Ni se te ocurra. Si te ve mamá...
- Oh, pero yo quiero verlo de cerca. Seguro que es algo precioso.
- Está bien, yo iré, guárdame la camiseta y el pantalón.
- No, Paul, no lo hagas. Me ha parecido ver algo más...
- Tonterías. En un instante estoy de vuelta.
El muchacho se lanzó al agua tras una ágil pirueta. Su hermanita Jenny lo vio sumergirse en
las calmadas aguas, esperó unos segundos a verlo aparecer varios metros más allá, después empezó a intranquilizarse.
Pero sus temores demostraron ser vanos. El chico emergió al lado de la orilla con una
enorme sonrisa en el mojado rostro.
- Te he asustado ¿eh?
- Pues claro que sí. Ya sabes que no me gusta que hagas eso...
Paul era un excelente nadador. De hecho, ese mismo año había conseguido una medalla en los campeonatos del estado. Dominaba a la perfección todos los estilos y además le gustaba el agua. Podría pensarse que era su elemento natural. Su juego favorito era permanecer el máximo de tiempo sin respirar, bajo la superficie azulada del agua. Por eso, a menudo, su hermanita era objeto de sus perversas bromas.
- Está bien. Voy a buscar tu regalo.
- No vayas. Se está alejando. Se lo lleva la corriente. ¡Déjalo, Paul!
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