"...un nativo de la misma estatura del que viera en el mar persiguiendo el bote. Parecía tan alto como un campanario corriente y avanzaba unos nueve metros a cada paso, según mi cálculo más aproximado. El miedo y el asombro más terribles me acometieron y corrí a esconderme entre la mies, desde donde lo vi subido arriba de la escalera volviendo la cabeza hacia el campo de la derecha, y le oí llamar con una voz muchas veces más potente que una bocina. Acto seguido, siete monstruos como él se le acercaron con hoces en la mano, cada una del tamaño de seis guadañas."