Periodismo e ilustración gráfica
Steinlen vivió el momento clave para el futuro de la sociedad de la comunicación: el
avance significativo en el proceso de reconocimiento de la libertad de expresión de finales del XIX. La ilustración gráfica como complemento fundamental o incluso como sustituto
de la escritura se va convirtiendo en un medio de expresión crítico y político al mismo tiempo. Los artistas podían expresar su opinión mediante su arte. Steinlen, en
concreto, consideraba el arte como un medio para reflejar el panorama de la sociedad parisien, pero además, como un instrumento de denuncia de los problemas sociales de la clase obrera.
La prensa satírica ilustrada es una de las primeras empresas mediáticas en el sentido actual del término. Es una prensa de carácter sensacionalista, que
se sirve de la imagen como nunca antes, y que la transforma en vehículo para despertar emociones en el lector. Utiliza para ello los nuevos procedimientos que la imprenta ponía a su
disposición: el fotograbado y la cincografía. El lector a la que iba dirigida es ya un público parecido al actual, no es un lector personalizado, sino la multitud, entonces anónima y pasiva.
Coincide el desarrollo de este tipo de prensa con la aparición de la psicología de masas que se plantea interrogantes sobre el movimiento de
masas, los medios de manipulación, etc.
Carteles y publicidad
Trabajó Steinlen el cartel, y en esa medida usó los medios de comunicación más modernos de entonces, que eran asímismo los más
populares, y no dudó en realizar trabajos publicitarios destinados a la venta de productos. El cartel recibe un impulso a partir de la cromolitografía, pero sobre todo a partir de su
uso por Jules Chéret desde 1866, cuando la mujer se hace protagonista de la representación. En el París de la Belle Epoque,
los teatros, los cabarets y los cafés-concierto encargan carteles a los artistas. Estos, además, realizan muchos de ellos para promocionar
revistas, exposiciones y productos de consumo. El arte se adueña del cartel, contribuye a hacer de él un arte nuevo y transforma el anuncio tipográfico en publicidad.
El ambiente de la Belle Epoque
En el París de principios de siglo, en medio de una sólida república, reina una absoluta vitalidad artística e intelectual que va desde
el Art Nouveau hasta el cubismo en pintura, desde Debussy hasta Stravinsky en música; desde Verlaine hasta
Gide, pasando por Rimbaud y Proust en literatura. Sede de la Exposición Universal de 1900, París es la
capital del pensamiento, la ciencia, la literatura, las artes.. y el placer. Vida nocturna, espectáculos, vedetes y cabarets, es la época de Montmartre y sus Moulin Rouge, Mirliton y Le Chat Noir. Los artistas de esta Belle Epoque reflejan en sus obras toda esta brillantez
de la sociedad parisien. Los artistas... ¿y Steinlen?¿qué hacía este amigo de Anatol France y admirador de Emile Zola?
Steinlen no cree en el arte por el arte, sino en el papel social del arte. Es un maestro del dibujo rápido en
negro y de formas masivas. Es el cartelista que proporciona al cartel dos cualidades que más adelante se generalizarán entre los militantes
del lápiz: el grafismo de autor y la comunicación de interés público. Sus abundantes ilustraciones para la prensa satírica de la época impresionan por la fuerza de las imágenes,
combinando dibujo académico con los aspectos más avanzados de su tiempo: incorpora progresivamente a Degas, el simbolismo...
Compromiso social y retrato de la Guerra
Steinlen dibuja y pinta el reverso de la Belle Epoque. Parece querer transmitir el mensaje de los que no controlan los
medios de expresión, los olvidados en esta época de aparente esplendor. Influido por las obras de Zola,
representa al pueblo de la calle. Es también un espectáculo el que protagoniza su obras, sólo que formado por una mezcla de obreros, artesanos,
amas de casa, prostitutas, medigos, chiquillos. Steinlen, al lado de otros como Daumier, Forain,
Rouault o Van Mieghem, destaca tanto en la sátira de la burguesía como
en la denuncia de la miseria humana. Y enseguida se convierte en testigo único de la situación a
la que se enfrenta la población civil durante la primera Gran Guerra, a la que no es movilizado.
Las mujeres son protagonistas de sus obras de la guerra. Con estas imágenes, Steinlen
se opone a los tópicos que reducen el papel de la mujer a actitudes estereotipadas, es la persona que lucha por la supervivencia cotidiana.
Junto a ella, el otro protagonista es el soldado, pero un soldado-obrero, exahusto y desilusionado.
Se trata de una continuidad de su representación social.
Steinlen retrató lo que veía, o mejor, lo que creía que debía cambiarse. Lo hizo utilizando los medios
que la sociedad ponía a su alcance, no se encerró en el academicismo, no se instaló en los salones,
salió a la calle con los soportes que la calle buscaba: el cartel, la publicidad, la prensa, las
ilustraciones. No era un arte menor, era un arte útil para sus ideas. La libertad de expresión salió ganando.
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