¡Baila, baila, muchacha!
Sobre un fondo celeste
de agua de mar, dorado
de alegres espigas,
espumoso de velas,
es Pan quien te ofrece
su doble instrumento;
y las bellas criaturas
que poblaban la tierra
en el breve reinado
de la luz y la dicha,
con la cabra y la oveja
tañerán para ti,
bailarán para ti
esta eterna mañana
dorada y celeste
de agua de mar, celeste
y dorada de sol,
espumosa de brisa.
(1999) |