Yo soy el último en poder explicarlo. Yo escribo lo que escribo, no estoy pensando si está en la corriente de la moda, hago lo que me parece que necesito, hago lo que es, desde mi punto de vista, novela didáctica como el periodista la llamó. Sin embargo, no hay un propósito didáctico. La novela había dejado de ser un género literario para convertirse en un espacio literario. Y cuando digo que no es género, sino espacio, lo digo en el sentido de que todo puede confluir en ese espacio: la filosofía, la ciencia, el drama, la poesía incluso. No se trata de intercalar ahora un trozo de filosofia, ahora un trozo de ensayo... No, en la novela se puede encontrar todo lo que hasta ahora necesitábamos tener separado, por esa tendencia nuestra de clasificarlo todo en cajones: este es el cajón de la poesía, este el de la ficción, el del cuento, el del relato, el de la novela... Y yo creo que la novela se convirtió al fin en el espacio literario donde puede entrar incluso la propia reflexión del autor -tiene que ver con una característica mía-, reflexión no del narrador, sino del autor, dejando muy claro que yo no me estoy sirviendo de un personaje interpuesto que llamamos narrador para decir: -"Yo estoy fuera". No, en todas mis novelas yo estoy dentro.
Y quizás parezca una novela contra corriente, pero es posible que responda a la existencia de otra corriente. Podría ocurrir que yo fuera un autor poco público, confidencial, un escritor culto, es decir, que tiene unos cuantos lectores, pero que no alcanza al público general. En portugal, la novela salió el 16 denoviembre y lleva 90 mil ejemplares, en Brasil igual, aquí más. Eso significa que sí hay muchos miles de lectores a quienes les gusta esa literatura, este tipo de literatura, sea mía o de cualquier otro autor que entienda la literatura como un espacio de interpretación. Los lectores existen, y si existen es que los autores que, por tendencia natural o por necesidad intelectual, se plantean la novela como un espacio de reflexión, en primer lugar, no están sólos, y en segundo lugar quizá estén respondiendo a una necesidad urgente de nuestra época: la necesidad de reflexionar. No el pararse a pensar, se trata de que, mientras vamos andando porque no tenemos mas remedio que andar, reflexionemos, pensemos. Eso me parece muy bien, que para un lector una novela pueda estar ahí para ayudarle, o para colaborar con él en ese esfuerzo de comprensión y de reflexión.