"El pájaro y la piedra" Mariano Castro, Zaragoza, Prensas Universitarias de la Universidad de Zaragoza, 2008. |
El libro de Castro, felizmente editado por Prensas Universitarias, es un regalo para los sentidos y la mente. A través de los dos símbolos recogidos en el título y alguno más al que haremos referencia más adelante, se produce un acercamiento a lo esencial poético. Los breves poemas, repartidos en tres secciones, nos acercan a las grandes cuestiones del hombre, como la identidad, no sólo personal sino también del lenguaje e incluso de la poesía. Es ésta, una búsqueda constante que en la poesía contemporánea conoce gran vigor y que se expresa de muy diversas maneras. Castro se acoge fundamentalmente al símbolo de la luz, que vertebra todo el poemario, para plantear esta cuestión: "¿Dónde duerme la sombra / la ebriedad de la luz? / ¿En qué rincón medita / el tiempo ausente / la desaparición de los instantes?". Motivado por la aparición de la luz, hay un constante juego de contradicciones expresadas a través de la paradoja. De esa luz, surgen numerosos matices coloristas que apelan sin parar a nuestros sentidos: "Arden las horas / y a la visión escapa la mudanza. / El canto del crepúsculo / incendia el aire, / y al oído la noche / despierta claridad. / La música de fuego, / los ojos de ceniza." El juego de palabras no sólo aviva nuestros sentidos obligando a trabajar al lector para desentrañar lo esencial de cada verso, de cada poema, sino que encierra un placer estético muy de agradecer. Un placer estético que apela a la tradición poética de nuestra cultura literaria y que encierra un enorme trabajo con el lenguaje: "Y desciende la luz sobre sí misma / Las cuerdas del sentido / se templan en el diapasón de lo vacío. / El ojo nada sabe / que no sepa el alma sin saber." No faltan otros temas, como el silencio, que aparece expresado directamente, como en el primer poema de la tercera parte, dedicado a Ángel Valente. Este tema, aparece también a través de la identidad de la palabra, a veces en crisis, a veces el único asidero válido para la vida: "La palabra en la piedra / duerme el sueño / de un tiempo que retorna / convertido en el polvo / de la perduración". Y de este modo, desde el silencio, llega la duda, pues esa palabra que ha perdido su poderío es nuestro único medio para expresarnos, para organizar nuestro pensamiento: "En el borde preciso de la palabra suena el eco del pensamiento. Piedra sin inscripción en el fondo del agua". Este pensamiento, como no podía ser de otra manera, debe acercarse al hecho poético para reflexionar sobre él, para saber de qué manera lo esencial recogido en unos cuantos versos, sirve para confrontar la vida a la muerte, la conclusión es que: "Un poema es un rayo / de luz en la penumbra; / motas de polvo, / cuerpos iluminados, las palabras". Al final, aunque "todo se hace y se deshace / en este movimiento del poema", a pesar de la desesperanza o la desolación, de la lucha entre la memoria y los elementos, hay algo muy especial, una luz que nos acompaña al cerrar este libro. Pablo Lorente |
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©2009 El Cronista de la red
Versión 19.0 - Septiembre 2009
El cronista de la Red número 19. Biografía, relato, fotografía, arte, dibujo, poesía, libros, traducción, nuevos creadores. Viaje, la historia, la arquitectura y la cultura