La mirada oblicua - Berna Wang - 6 Hasta que no tenemos una conversación de cierto tipo -digamos de un tipo diferente a los saludos rituales y alguna pregunta educadísima que, por supuesto, no espera respuesta-, hasta que no estamos con alguien que nos escucha con atención -que no huye de nosotros ocultándose entre todos esos lugares comunes, por ejemplo- no descubrimos lo solos que habíamos estado sin saberlo. Hasta que no oímos esa música que nos conmueve -digamos a ritmo de vals, una voz blanca de inverosímil dulzura y esos acordes anhelantes de séptima-, hasta que no vemos esa película -de amores desgraciados y tristes y un final que es como una puñalada, por ejemplo- no descubrimos todas las lágrimas que teníamos guardadas sin saberlo. Es mejor no esperar nada: que la decepción no reabra las heridas que teníamos sin curar del todo sin saberlo. © 2009 Texto (perteneciente al libro La mirada oblicua) Berna Wang |
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©2009 El Cronista de la red
Versión 18.0- Enero 2009
El cronista de la Red número 18. Critica de cine, Biografía, relato, fotografía, arte, dibujo, poesía, reseñas de libros, traducción, nuevos creadores. Viaje, la historia, la arquitectura y la cultura