Tajimara

"Tajimara": historias en espejo

pOR mAGDA DÍAZ Y MORALES

iLUSTRACIONES: dibujos de Hans Bellmer



    LIMINAR

    Los efectos de sentido percibidos en los discursos y en los textos presuponen un sistema estructurado de relaciones puramente diferenciales en que cada elemento adquiere un valor por el lugar que ocupa. Me propongo describir el resultado producido por este juego de relaciones -el efecto de sentido- entre elementos significantes para ofrecer una interpretación, una dirección posible de lectura. El corpus elegido, "Tajimara", es obra de uno de los escritores más representativos de la literatura mexicana e hispanoamericana, Juan García Ponce. Las primeras narraciones de García Ponce fueron colecciones de cuentos, Imagen primera (1)y La noche (2), ambos libros publicados en 1963; es en este último dónde encontramos "Tajimara", uno de los cuentos más logrados de esta época del autor.




     EL DISCURSO ERÓTICO DE LA IMPOSIBILIDAD

     El relato parte del punto de vista del Narrador-personaje (N-P) que quiere contarnos la historia de los hermanos incestuosos, y artistas en la pintura, Julia y Carlos que han dejado la ciudad de México para trasladarse a su casa de campo en Tajimara, lugar utópico -en el sentido semiótico de este término- (3), lugar de la performancia transformadora. Sin embargo su deseo de contarnos esta historia se interrumpe constantemente porque en su memoria aparece el recuerdo de Cecilia, su objeto erótico-amoroso. Nos cuenta, pues, dos historias que se hallan en pugna constante y que como imágenes invertidas en un espejo son la misma historia: el triunfo de la soledad, el vacío que provoca la ausencia, la muerte del amor, la transgresión de las reglas, y la nostalgia del tiempo irrecuperable de la inocencia. Desde un presente, el ahora y aquí de la enunciación, un "yo" relata los eventos vividos, rememora sus experiencias en una sucesión de imágenes donde cada instante se precipita en el siguiente para revelarle cada vivencia con la sensibilidad que las contempla. Esto nos entrega una doble focalización: primero interna (el "mundo interior" del protagonista, su actitud reflexiva y anímica) y desde ahí nos ofrece las acciones de Cecilia, Guillermo, Julia y Carlos: focalización externa. Gracias a este mecanismo, el narrador, desde este topos narrativo, nos ofrece las dos instancias existenciales que recorren el relato, que se tocan y se separan magistralmente: reflexión (4) y vivencia (5). Veamos cómo se despliegan estos dos espacios en el texto.

     El protagonista nos ofrece su saber interpretativo de acuerdo con su propio sistema de valores y adquirido por el hacer persuasivo del destinante que en nuestro relato es la imposibilidad de la unión amorosa basada en la identidad (6) entre la pareja, que lograría la existencia de un diálogo entre pensamientos, cuerpos y espíritus (el "yo a ti, tú a mí"), en una sociedad que con su lógica moral e imposiciones culturales no permite aprovechar la oportunidad del amor quedando sólo la nostalgia de un mundo (7) perdido:

     Recuerdo la destartalada y antigua casa en Tajimara, el estallar de los manzanos e higueras, la voluntaria confusión de los cuadros de Julia y Carlos, y el vacío de las tardes sin Cecilia. ¿Para qué hablar de todo eso?. [...] Caminé sin rumbo y sentí dentro de mí el vacío de la tarde que empezaba sin Cecilia (91).


-----------------------------------------------------------

     (1) Imagen primera, Bruguera, Barcelona, 1978.

     (2) La noche, Era, México, 1989.

     (3) Tratando de analizar las disposiciones de los sujetos y de los objetos en el espacio, Greimas-Courtés, en Diccionario razonado de la teoría del lenguaje, (Gredos, Madrid, 1982, p.299), nos ofrecen el término espacialización como elemento que incluye los procedimientos de programación espacial, gracias a los cuales se realiza una disposición lineal de los espacios parciales (obtenidos por las locaciones) conforme a la programación temporal de los programas narrativos.

     (4) Merleau-Ponty en su Fenomenología de la percepción, F.C.E., México, 1957, p. XIX al hablar sobre la reflexión nos dice que "tomamos de la mano nuestra suerte, nos hacemos responsables de nuestra historia por la reflexión"

     (5) "Por vivencia (Erlebnis), en el sentido más amplio, entendemos todo aquello con que nos encontramos en la corriente de las vivencias; así, pues, no sólo las vivencias intencionales [La esencia intencional que se compone de cualidad y materia, el carácter del acto que hace que la vivencia sea de este objeto y de esta manera y los Contenidos no intencionales: sensaciones, sentimientos, impulsos, etc., los cuales individualizan las vivencias], las cogitationes actuales y potenciales tomadas en su plena concreción, sino cuanto ingrediente encontremos en esta corriente y sus partes concretas". Husserl Edmund, Ideas relativas a una fenomenología pura y una filosofía fenomenológica, F.C.E., México, 1949, p.82.

     (6) En Marías Julián, Historia de la filosofía, 26ava. edición, Revista de occidente, Madrid, 1974, p.305, leemos sobre identidad: "poner un puente entre la naturaleza y el espíritu mediante algo que sea espíritu y naturaleza...".

     (7) Siguiendo la definición de Husserl al manifestar que "el mundo es el conjunto total de los objetos de la experiencia y del conocimiento empírico posible, de los objetos que sobre la base de experiencias actuales son conocibles en un pensar teorético justo". (Husserl, 1949, 18).



Tajimara
Seguir leyendo: "Tajimara": historias en espejo Siguiente Página
Siguiente Página

© texto 2008 Magda Díaz y Morales

Ir a portada del Cronista

© 2008 El Cronista de la red

Versión 17.0- Junio 2008