La eterna voz de la pasión... - 3- |
En 1966 se abre un periodo en el que nuestro poeta vivirá unos años dolorosamente intensos. Este año muere su madre. En 1967 es detenido por primera vez, acusado de corrupción de menores. Como consecuencia de ello permanece cinco meses encarcelado y sufre seis meses de destierro. Se marcha a un lugar donde puede extraer el máximo provecho vivencial y cultural a su castigo, París. Allí convive con su buen amigo, el fotógrafo Joaquín Alcón y con el poeta gaditano José María Alfonso. En París permaneció hasta 1969, componiendo algunos de sus versos más emocionantes al tiempo que realizaba los trabajos más diversos: Formó parte del servicio de limpieza del Banco de Indochina y ejerció como contable en un restaurante del Barrio Latino, donde aseguró haber conocido a uno de sus más admirados artistas, el cantante y compositor Leo Ferré. En Enero de 1969, lleno de nostalgia por sus amigos y cargado de proyectos, vuelve nuevamente a Zaragoza y funda junto a Eduardo Valdivia y el entrañable Luciano Gracia, Fuendetodos, la más hermosa colección de libros de poesía que ha visto la luz en esta tierra, y una de las más importantes en la España de aquella época. Durante sus cuatro años de vida (1969-1973), publicó obras de autores aragoneses como Miguel Labordeta, Luciano Gracia, José Antonio Labordeta o Ildefonso Manuel Gil, junto a otros de reconocido prestigio en el conjunto del Estado: Vicente Aleixandre, Leopoldo de Luis, Gabriel Celaya, Blas de Otero, Luis Rosales o Gloria Fuertes. El propio Julio Antonio incluyó en ella su poemario capital, que fue injustamente ignorado por la crítica: Acerca de las trampas (Zaragoza, 1970). ACERCA DE LAS TRAMPAS Prólogo para un silencio interminable Con humildad escribo la delirante arquitectura en reposo de mi poesía, para qué, para quién, trazo pequeñas manchas casi como palabras que viven, ignorando si mienten o si su brillo surge de las tristes verdades que a la vida aprehendieron o esconden calladas transmigraciones o llanuras y muertes edificadas brazo a brazo en un país con alma de naipe, en un dominio inútil como el grito de un buzo. Con humildad, sobre mi mesa ordeno las murallas amarillentas, los amenazadores cánceres lejanos, las polvorientas persianas de mi casa olvidada en el viento, la desesperación nocturna del asfalto que espía, irrevocables sufrimientos, agónico-girar-molino-corazón, corazón, incansable corazón para qué, para quién. Tímidos me visitan ojos alucinados de los barcos que se tropiezan en la noche con ronquera de incienso, momias vertiginosas semejantes a baúles inservibles, paquetes rebosantes de un terror prepucial, casas y cartapacios hartos de sopas y de misas, recuerdos con inmovilidad de saurio anhelante de siestas, murciélagos suspendidos en la hibernación del horror provincial, tapias de adobe civil a quienes a tiros arrancaron la camisa para cubrirlas luego con casullas de sangre y una gris hermosura -un vértigo- agitándose en el duro encarnizamiento de los barrios perdidos. Tal pudo ser mi vida aunque ignore si existo o me sucedo, para qué, para quién, en mi disparatada tarea de comedor febril de cánticos, triste-poeta-funerario-español-inútil, borracho hasta la frente, amoroso constructor de ánforas agujereadas y confiando aún -aún- en la pavorosa e intocable vendimia del amor. Tal pudo ser, para qué, para quién, mi vida. Tal pudo ser para nada ni nadie al preguntarme ahora por los limites hondos de la pena en el ruedo insensato de esta insultante eternidad baldía. Todo regresará Certero como un vómito infinito de hastío Sólo salvado a veces por la ira. Estos sueños... En Enero de 1971, muere su padre, y en marzo es encarcelado nuevamente, acusado por no haber denunciado un robo en su propio domicilio. Su segunda estancia en Torrero no será larga, aunque le abrirá definitivamente los ojos para darse cuenta de que nada tiene que hacer ya en Zaragoza. Retrasará su huída hasta 1973, año en el que cobra la herencia dejada por su padre y parte con destino a Tánger. Allí compró una casa humilde y montó un laboratorio fotográfico. Entabló amistad con Mohammed Choukri, autor de El pan desnudo, y condenado a muerte por Jomeini. |
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© texto 2008 Antonio Pérez Morte |
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Versión 17.0- Junio 2008
El cronista de la Red número 17.
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