Mahabhárata - 2 |
Traducción XVII ........ Saunaka preguntó: "¿Por qué los dioses batieron el océano en busca del néctar y bajo qué circunstancias y cuándo, como tú dices, tuvo el mejor de los corceles un tan poderoso y brillante origen?" Sauri dijo: ¿Existe un monte llamado Meru, de llameante aspecto y que se muestra como un cúmulo de fulgor. Los rayos del sol al caer sobre sus picos de brillo dorado se dispersan entre ellos. Provisto de oro y de una excelsa belleza, ese monte es el lugar predilecto de los dioses y los Gandharvas. Es inconmensurable e inaccesible para los hombres de muchos pecados. Terribles animales de presa vagan sobre sus senos y es iluminado por numerosas yerbas dadoras de vida. A causa de su altura besa a los cielos y es el primero de los montes. La gente vulgar no puede ni concebir su ascensión. Le prestan su gracia árboles y arroyos y resuena con la encantadora melodía de alados coros. Un día los celestiales se sentaron en su cumbre provista de gemas en cónclave. Ellos, quienes habían practicado penitencias y observado votos excelentes por obtener la amrita, ahora parecían impacientes buscar la amrita (ambrosía celestial). Viendo a la asamblea celeste tan ansiosa Narayana dijo a Brhman: 'Bate al océano con los dioses y los Asuras. Haciendo eso se obtendrá amrita así como drogas y gemas. Vosotros, dioses, batid el océano hasta que descubráis la amrita". Así termina la decimos óptima sección en el Astita Parva del Adi Parva. XVIII Sauri dijo "Hay una montaña llamada Mandara adornada con picos semejantes a nubes. Es la mayor de las montañas y está enteramente cubierta de hierbas que se entrelazan. Pájaros sin número vierten sus melodías y animales de presa vagan en torno. Los dioses, Apsaras y Kinnaras visitan el lugar. Hacia arriba se eleva once mil lojanas y hacia abajo desciende otras tantas. Los dioses quisieron arrancarla como vara de batir, pero no pudiendo hacerlo fueron a Vishnu y Brahman que estaban sentados juntos y les dijeron: 'Idead algún modo eficaz, consideradlo dioses, de mover al Mandara en nuestro beneficio' Sauri continuó: "¡Oh hijo de Bhrigu! Vishnu y Brahman accedieron a ello. Y el de los ojos de loto (Vishnu) puso la dura tarea sobre los hombros del poderoso Amanta, el príncipe de las serpientes. El poderoso Ananta, ordenado por ambos, por Brahman y Narayana, oh Brahmana, arrancó la montaña con sus bosques encima y con los habitantes de esos bosques. Y los dioses llegaron a la costa del Océano con Ananta y se dirigieron al Océano diciendo: 'Oh Océano, hemos venido a batir tus aguas para obtener néctar'. Y el Océano replicó: "Sea así, aunque no gane nada con ello" Soy capaz de soportar la prodigiosa agitación de mis aguas alzadas por la montaña' Los dioses entonces fueron al rey de las tortugas y le dijeron: 'Oh rey de las tortugas, sostendrás la montaña sobre tu dorso'. El rey de las tortugas aceptó e Indra consiguió colocar la montaña sobre el dorso de aquel. Y los dioses y los Asuras hicieron del Mandara un palo de batir y de Vasuki (la serpiente) la cuerda y se colocaron en torno agitando las profundidades en busca de amrita. Los Asuras sostuvieron a Vasuki por la cresta y los dioses lo sostuvieron por la cola. Y Ananta que estaba en el lado de los dioses, a intervalos levantaba la cresta de la serpiente y al punto la bajaba. Y como consecuencia del estiramiento que Vasuki sufría a manos de dioses y Asuras, negros vapores salían de su boca. Estos, convertidos en nubes cargadas de relámpagos, vertían lluvias que refrescaban a los cansados dioses. Y flores que también caían a ambos lados de los celestiales desde los árboles del agitado Mandara, los refrescaban. Entonces, oh Brahmana, de las profundidades vino un tremendo bramido como el bramido de las nubes en la Destrucción Universal. Varios animales acuáticos aplastados por la gran montaña entregaron sus espíritus a las aguas saladas. Y muchos habitantes de las regiones inferiores y del mundo de Varuna murieron. Altos árboles con pájaros sobre el agitado Mandara fueron arrancados de raíz y cayeron en el agua. La mutua fricción de esos árboles también producía fuegos que ardían con frecuencia. La montaña de ese modo parecía semejante a una masa de negras nubes cargada de relámpagos. Oh Brahmana, el fuego se extendió y consumió a los leones, elefantes y otras criaturas que estaban sobre la montaña. Entonces Indra extinguió ese fuego derramando pesadas lluvias. Tras haber sido batido un tiempo, exhudaciones viscosas de diversos árboles y hierbas revestidas de las propiedades de la amrita, se mezclaron con las aguas del Océano. Y los celestiales alcanzaron la inmortalidad bebiendo el agua mezclada con esas viscosidades y con el líquido extraído del oro. Paso a paso, el agua lechosa de las agitadas profundidades se convirtió en mantequilla aclarada en virtud de esas viscosidades y jugos. Pero el néctar no apareció ni siquiera entonces. Los dioses fueron ante el otorga favores Brahman sentado sobre su asiento y dijeron: 'Señor, estamos agotados, no tenemos fuerza para batir más. Néctar todavía no ha surgido, así que ahora no tenemos otro recurso que Narayana'. Al escucharles Brahman dijo a Narayana: 'Oh Señor, condesciende a otorgar a los dioses fuerza para batir las profundidades de nuevo'. Entonces Narayana aceptando otorgar sus diversos ruegos dijo: 'Vosotros, sabios, os otorgo suficiente fuerza. Id, colocad en posición a la montaña de nuevo y batid el agua". Reestablecidos así en su fuerza, los dioses volvieron a batir. Al rato, la blanda Luna de miles de rayos surgió del Océano. De allí en adelante surgió Lakshmi vestida de blanco, el soma, luego el Blanco Corcel y luego la gema celestial Kaustubha que honra el pecho de Narayana. Luego Lakshmi, Soma y el Corcel, rápidos como la mente, acudieron ante los dioses de lo alto. Luego se alzó el divino Dhanwantari mismo con la blanca vasija de néctar en su mano. Y viéndole los Asuras elevaron un enorme grito diciendo 'Sea nuestro'. |
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© texto 2008 Rafael Lobarte |
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Versión 16.0- Enero 2008