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La Semana se inauguró con una conferencia titulada "Caminos futuros de la lírica española", que fue impartida por el poeta Luis Antonio de Villena. Esa conferencia indagó sobre cuáles serán las tendencias por las que transitará, y ya transita, la poesía española. Villena vislumbra una revitalización del binomio poesía-realismo; pues la poesía también es un género literario capaz de dar cuenta, sin perder rango estético, de la realidad del mundo: los contextos históricos, económicos, psicológicos, emocionales, científicos y tecnológicos. Se evidencia un intento, por parte de muchos poetas recientes, de actualizar el sentido de la poesía, de acercarla a la realidad, en la medida en que ese acercamiento puede significar su resurrección social. Hay que tener en cuenta aquí que la vieja afirmación de Octavio Paz, hecha en los primeros años de la década de los ochenta, de que la poesía había descendido a las catacumbas sigue vigente. Sin embargo, todas las sesiones de esta Semana de poesía fueron seguidas por más de cien personas. Creo que la poesía ha de saber encontrarse con el público. Esa búsqueda de su público no tiene por qué acarrear ninguna pérdida de enjundia literaria, si se hace bien. No puede vivir de espaldas al mundo la poesía. La poesía del futuro -estoy seguro de ello- va a querer narrar la realidad, narrarla con trascendencia, claro. La poesía necesita lectores, y para alcanzar lectores debe mostrar que está viva. No es un tópico. No se trata, tampoco, de un renacimiento de la poesía social, sino más bien de que la poesía sea moralmente representativa de nuestro tiempo. Moralmente representativa o moralmente expresiva de nuestro tiempo, es lo mismo. Octavio Paz se refería a eso: dejar las catacumbas de la autorreferencialidad, de la endogamia lingüística, del jardín abierto para pocos, del dogma celebrado en la intimidad aburrida de los miembros de una iglesia minúscula, y emprender el camino de la representación de la vida reconocible, la gran fuente de la vida, que mana o arde para todos. Y ese es también el diagnóstico que ofreció Luis Antonio de Villena. La tradición poética es necesaria, pero no puede ser castradora. Un excesivo apego o admiración o amor a la tradición nos puede llevar a repetir lo ya escrito. A eso me refiero cuando he hablado de la endogamia lingüística: la repetición de los lenguajes poéticos de prestigio, pero que fueron producidos por otro tiempo histórico. Por otra parte, la iteración de lenguajes poéticos prestigiosos (los creados por Juan Ramón, el 27 y los poetas del 50, que son la base fundamental de la modernidad de la poesía española) deja a la poesía sin posibilidad de alcanzar nuevas síntesis históricas, nuevas elaboraciones de la historia a partir de la creación de nuevos lenguajes poéticos. Pero tampoco hay certezas en esto, y todo ha de ser bienvenido. En realidad, las tendencias poéticas no son nada si no aparecen grandes libros y los grandes libros siempre deshacen las tendencias: bendito laberinto. Lo que necesitamos es lo de siempre: grandes poetas, y no tendencias. Pero nos entretenemos con las tendencias. Y eso está bien. Las tendencias, como los chicos, están bien. La exploración metafísica está bien y el realismo descarnado está bien y la tradición clásica está bien y está bien la nueva poesía social. Todos estamos bien. La poesía está bien. Los poetas están bien. El mundo está bien. Y Jorge Guillén está bien. Qué poco se habla ya de Jorge Guillén: yo lo reivindico desde aquí. Todo está bien hecho si sirve a la vida. Si nos sirve a nosotros, a todos nosotros, a los vivos. >Otro de los objetivos de esta Semana fue posibilitar la convivencia entre poetas aragoneses y poetas de ámbito nacional con el fin de mostrar las sincronías entre la poesía aragonesa y la poesía española. Una de las aportaciones que supuso la celebración de esta I Semana de la Poesía Última fue apoyar la poesía en Aragón, pero no como un fenómeno regional sino como un fenómeno que se produce al unísono con la poesía nacional. En ese sentido, se quiso salir de la etiqueta de poesía aragonesa en la medida en que pueda ser un marbete de inferior calado. Es decir, se buscó superar la reducción que supone tratar la poesía que se escribe aquí como algo circunscrito al territorio aragonés y sin trascendencia fuera de ese territorio. >Y yo, personalmente, me acuerdo de ese santo momento en que los Who dicen, en el año 2004, "I ain´t gone away yet". Ese no me he ido todavía también es amor, largo amor al mundo, enfebrecido amor al hecho moral de estar vivo. Los chicos estamos bien. |
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© texto preentación 2007 Manuel Vilas, y de los autores de los poemas. |
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©2007 El Cronista de la red
Versión 15.0- Septiembre 2007