Un poema de Safo. 1.

texto Rafa Lobarte

Cronista

Un poema de SAfo


     De la poetisa griega contábamos hasta hace poco con apenas tres poemas que pudieran considerarse como prácticamente completos. Por ello ha podido considerarse como algo extraordinario en el ámbito literario el hecho de que en 2004 se editara por vez primera este poema. De él ya era conocido con anterioridad una parte (la mitad derecha), pero sólo pudo ser reconstruido en su totalidad (a excepción de algunas pequeñas lagunas completadas conjeturalmente por su editor), tras el descubrimiento y estudio de un fragmento de pergamino que en su día formara parte de un volumen que contenía la obra de Safo y que después fue utilizado como parte del envoltorio de una momia en Egipto.

     Durante el siglo VII antes de nuestra era, periodo en que vivió nuestra poetisa, y muy especialmente debido a sus propios esfuerzos, tuvo lugar en Grecia el nacimiento de la poesía lírica, es decir, del tipo de poesía preponderante en época moderna, pero que en su momento suponía una extraordinaria novedad, pues hasta entonces existían tan sólo dos géneros poéticos: la poesía de contenido religioso y la épica. En ambos lo más significativo eran los sentimientos de tipo colectivo y era escaso el margen en ellos para la expresión de sentimientos más individualizados.

     Todo lo contrario puede apreciarse en el texto que nos ocupa. Lo esencial en él es la expresión de un concepto general, la caducidad de todo lo humano tantas veces reflejado con intenso dramatismo en los hexámetros homéricos, pero esta vez de un modo que nos suena profundamente personal, mediante la descripción de los estragos tanto físicos como anímicos que causa la vejez en el yo singularizado del poeta. Safo debió de ser una especialista en este tipo de descripciones pues otro de los poemas preservados trata de trastornos similares, aunque esta vez causados por el amor.


Baiete


     El poema se abre con un llamamiento de la poetisa griega a sus jóvenes amigas o pupilas (no está del todo esclarecida esta relación), a que disfruten de los dones de las Musas y en definitiva de su juventud, en tanto que la propia Safo, en marcado contraste, se siente ya víctima del paso del tiempo. Contra esta ley inexorable, como bien cabe esperar, el único remedio que se nos ofrece es la resignación. La breve composición concluye, siguiendo los convencionalismos de la época, con una referencia al mito (en este caso apenas desarrollado), como un modo de buscar una especie de argumento de autoridad a lo previamente expuesto. Este trata de la historia de amor entre la diosa Eos, la Aurora, y Titón.

     Enamorada del joven troyano la diosa pidió a Zeus que le concediera la inmortalidad; el padre de los dioses y de los hombres, al decir de Homero, accedió a estos deseos, pero si bien concedió a Titón la inmortalidad no lo libró del envejecimiento. Paradojas de los dones divinos. Juventud y vejez, mortalidad e inmortalidad, presente y mito son los componentes básicos, dispuestos en una especie de estructura anular, de un poema cuyas características más sobresalientes son su autenticidad, sencillez y belleza.

     En la traducción, además de intentar mantener la máxima fidelidad al contenido del poema, se ha conservado también su isosilabia (una novedad introducida por Safo y el resto de los componentes de la poesía eólica), que no el ritmo coriámbico del original. Mantener este hubiera resultado, aparte de harto trabajoso para el traductor, desconcertante para el lector no habituado a la métrica antigua.

     De Safo existen unas cuantas traducciones modernas en castellano. Por el momento, en la medida de mis conocimientos, ninguna incluye el nuevo poema. La que yo recomendaría es la de Editorial Losada a cargo de Pablo Ingberg. Además de tratarse de una estupenda traducción, contiene el texto griego original y unos comentarios que sin estar dirigidos exclusivamente a especialistas, suministran una información muy interesante sobre los textos y la obra de Safo.

Valletton

Las imágenes reproducen obras de Felix Vallotton, pinto nabir (Lausanne 1865-1925 París) : Femme nue regardant dans une psychè, 1906 / Le Bain au soir d'été, 1892 / y la última que representa una escena de baño entre varias mujeres.

© 2007 del texto Rafa Lobarte

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Versión 14.0-Abril 2007