El ser humano enfrentado al paso del tiempo, a la vejez y, en definitiva
a su condición mortal, es el tema que plantea el poema de Safo cuya traducción presentamos:
De las Musas de fragante seno procurad, muchachas,
los bellos dones, la clara y amiga del canto lira.
Pero a mi piel antes suave ya la vejez ha alcanzado,
blancos están los cabellos que un día fueran oscuros,
y se entorpece mi ánimo, ni las rodillas me llevan,
ellas que antaño tan ágiles danzaban cual cervatillos.
Esto a menudo deploro, ¿mas cómo hallar un remedio?
No envejecer siendo humano resulta algo imposible.
Cuentan que herida de amor la Aurora, dedos de rosa,
llevóse un día a Titón hasta el fin de la tierra
cuando era joven y hermoso; pero le asió no obstante
la gris vejez con los años, teniendo esposa divina.
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