En cuanto a las fuentes iconográficas en las que se basa Peliguet para componer sus escenas hay igualmente una preferencia por las interpretaciones y reinterpretaciones llevadas a cabo por el propio Rafael o discípulos de éste, como Raimondi, aun cuando escenas tradicionales como las del banco del retablo hunden sus referencias en fórmulas anteriores, extendidas ya de forma habitual en el arte europeo. En el panorama de las artes plásticas aragonesas de la segunda mitad del siglo XVI se produce un notable cambio de rumbo, en cuanto a los talleres que dominan el mercado. En la primera mitad de la centuria no hay duda que habían sido los talleres de escultura quienes lo hacen, porque son los que marcan el camino de la renovación artística. Pero a partir de mitad de siglo, más o menos, serán los pintores los que queden en la vanguardia. Además, los retablos de pintura suelen ser más baratos y la prosperidad económica de los años anteriores no es ya tan abundante. Todo ello implica que serán en estos años, en que se construye el retablo de San Pedro de Zuera, los talleres de pintura los que absorban la mayor parte de los encargos artísticos -muchas veces incluso aun de retablos escultóricos-. Y dentro de estos talleres, el de Peliguet será sin duda uno de los más determinantes. Lo cual sitúa al retablo mayor de Zuera en el gozne exacto del cambio de tendencia, siendo una obra de suma importancia para entender este fenómeno. |
© 2007 Luisa Miñana |
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Versión 14.0-Abril 2007