![]() Nunca había amado tanto Nunca había amado tanto una ciudad, esta ciudad convicta y sabedora -centinela puntual de nuestras huellas-, sus calles secundarias, sus miradores colmados de caricias, sus escaparates apagados por la noche, esos que recorrí con mi espalda recibiendo tu boca descarriada contra la mía, sus bares clandestinos, sus esquinas huérfanas de semáforos y gozosas con nuestro tacto de ciegos depravados, sus parques de madrugada, su silencio de agosto rendido a la gloria sin sábanas y sin prisa de nuestro pecado. No hay pájaros en la memoria de tus besos prohibidos, hay un claxon perdido como un eco de gemido, hay un timbre, un ascensor encabalgado entre dos pisos, camareros de labios sellados y faros suicidas como nosotros. Si tuvieran brazos las calzadas desnudas me estrecharían, como tú, en las noches de verano. Esta ciudad no tiene secretos para mí, ni uno solo de sus rincones me es extraño. Salgo a sus calles y te deseo sin remedio. © Texto Magdalena Lasala, inluido en "Y ahora tú pasas la mano osadamente" Huerga&Fierro, 2007 / Ilustración, Chema Lera: VER ILUSTRACION A MAYOR TAMAÑO |
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Versión 14.0-Abril 2007