Las Moradas de Eros EukharistíaEn este breve instante de sosiego apenas recobrado que ahora me permites, doy las gracias por ese verde mar que se aquieta en el humilde espejo de tu dulce mirada; por tu sonrisa que inocente esparce ramillete de lirios sobre la tierra oscura; tu boca que rezuma vino ardiente en perfumado cáliz; por tus manos, mi amor, tus añoradas manos, donde anidan caricias y se imprimen los besos; y también por tu pecho- veleidosos en él forjan los dioses suspiros y saetas -; por tu cuerpo desnudo que es cifra y crisol del Paraíso, y esa cárdena fruta que entre espigas de oro tú me muestras, callada y temblorosa como un alba en ciernes. Por todo ello pues, te doy las gracias, porque, al fin bondadoso un dios conmigo, te creó como fusta que avivase el más antiguo y cruel de los tormentos. © 2006 Rafael Lobarte |
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