Las Moradas de Eros 4 Epitalamio¡Que entre en mi lecho, amor, que ya me desespero! Furtivamente traiga un rubio haz de espigas. ¡Encienda con su boca el gusto de mi boca y avive con sus manos la llaga del deseo! Desnudos, tú y yo, al fin estamos juntos con los labios sedientos y el pecho palpitante. ¡Libremos pues ahora la más dulce batalla y en un infierno ardamos de luz y paraíso! © 2006 Rafael Lobarte |
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