Las Moradas de Eros 1 A ErosIrrumpes en mi vida sosegada impetuosamente desbordado, irrefrenable y bello. ¿Y cómo habría yo de resistirte? Como un viento iracundo, como un río mugiente, como un caballo ciego o un ángel caído. ¡Asólame!, ¡inúndame!, ¡arrásame!, ¡consúmeme! Que el oscuro fulgor inesperado que en sus ojos me ofreces, allí en su boca sea el aire, el pasto, el agua donde abreves, amor insaciable, la sed que me tortura. © 2006 Rafael Lobarte |
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