Del amor y de la ausencia En tu nostalgia crece el árbol donde ensombrece mi sonrisa. Me hubiera dejado llevar por el lento deshacer de la tarde y engullirme por el buriel del enmudecido sol. Todas mis palabras te han buscado a lo largo del tiempo, se han disuelto en la lluvia y dejado su huella por las calles como espejos donde mostrar tu caminante silueta. Nunca fui más grande que cogido de tu mano. Ni mi voz anduvo en la noche con más suavidad que cuando tú y yo alumbrábamos los amaneceres con tu mirada felina y el desorden de nuestros enlazados cuerpos. Ahora, poseo la fría morada de la soledad y en los cristales de mi habitación se dibuja en las largas y derrotadas albadas, el perfecto perfil azul de tu figura amada. © 2006 Fernando Sarría |
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