Del amor y de la ausencia Entre tus ojos de mujer queda la pena aferrada a ti, como a un animal salvaje, en el centro de la habitada ciudad. El horizonte es un quebrado y estéril sueño tras el viaje de las cometas y el gesto despreocupado de los niños, allí, donde el viento sin nombre y sin aristas arrastra los tejidos y enredados hilos, hijos de la insaciable ira y de nuestra derramada inconsciencia. Trepas y alcanzas la cima y desde el cielo la soledad ronda tu memoria, como un pájaro. Oh! que acíbar agridulce es el olvido-. Te llama con su violento y solitario vuelo hacia las nubes teñidas con el viejo sabor oscuro del centeno, y llorarás por el mundo perdido y la inacabada y profética noche. Sembrado entre vosotros el proverbial silencio, la fatiga te hará quedarte sola, tendida en la oscura y confortable sombra. © 2006 Fernando Sarría |
Seguir leyendo: Recojo los rayos... ![]() |
Inicio |
© 2006 El Cronista de la red