Palacio de Argillo.

cronista

Palacio de Argillo y escultura de Pablo Gargallo

Sobrenombres nº 6

El Palacio de Argillo

Por Luisa Miñana

Según biliografía reseñada (*)

     La sede del Museo Pablo Gargallo de Zaragoza se encuentra ubicada en un edificio del siglo XVII, conocido como Palacio de Argillo. Sin embargo, esta denominación no data de más allá de mediados del siglo XIX, cuando estas casas palaciegas fueron heredadas por Soledad Muñoz de Pamplona y Sanz de Cortés, condesa de Argillo. Anteriormente y durante casi dos siglos serían reconocidas en la vida zaragozana con el nombre de Palacio Villaverde, que es el título que precisamente ostentó el propietario que llevó a cabo la reforma y ampliación de unas anteriores habitaciones, más humildes.

      Francisco Sanz de Cortés, miembro de una próspera familia infanzona de financieros, originaria de Tauste, alcanzó a mediados del siglo XVII una rápida ascensión social, uniendo sus habilidades como abogado a su capacidad económica. Su relevante posición necesitaba por tanto un respaldo de carácter edilicio y emblemático. El futuro marqués de Villaverde -el rey Carlos II concedió a Francisco Sanz de Cortés el título en 1670- obtuvo permiso de la vecina parroquia de San Felipe y Santiago para ocupar parte del solar de su cementerio. El complejo palacial quedaría así ubicado entre la propia iglesia de San Felipe y Santiago, cuya fábrica se renovaría por completo en fechas poco posteriores a las de la construcción de aquél, y la Torrenueva.

     La ampliación de las casas tuvo lugar entre 1659 y 1661. El autor de las trazas fue Juan de Mondragón, quien inició la obra junto a los canteros zaragozanos Domingo Estés, mayor y menor, Juan Sancho y Martín de Abaría. Después siguió el plan Felipe Busiñac y Borbón.

     Lo que actualmente se conserva de la totalidad del monumento es, precisamente, lo correspondiente a las habitaciones palaciegas. A pesar de la fecha de construcción, el edificio responde esencialmente a la tipología de los palacios aragoneses renacentistas. Las salas se disponen alrededor de un patio abierto, ligeramente rectángular. En la planta baja está delimitado por ocho monumentales columnas anilladas; la primera planta se abre en una arquería de cinco vanos por cada lado sobre columnas. Todas las columnas son de piedra de Calatorao y alabastro de Epila. El friso que recorre el patio presenta una rica decoración con los signos del zodiaco y otros diversos elementos decorativos como máscaras, frutos, etc. Rebasado el patio, llama la atención una monumental escalera, cubierta de cúpula sobre pechinas. Entre las habitaciones destaca el salón de honor o de protocolo, también con un friso interesante, esta vez en escayola.

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