I Te has ido mi amor irremediable Negándote a morir Tal ciervo al que la herida Aún espolea Y huye del último suspiro. II La muerte ha puesto sobre mí su mano Ha sitiado la ciudad Que habito invitándome Una y otra vez Dulcemente al sueño. III Qué no diera ahora por beber La copa finamente repujada Al fin posar los labios Donde embriagados otros Y ardientes se posaron Antes Dormir apacible un sueño Bajo el Ártico -suavemente azul- En esa otra quietud premeditada. IV Ay hermana judía hermana Del frágil tendón del músculo azulado Por el miedo caminas Hermosamente como las víctimas Lasciva a tu pesar entrañable Objeto de tortura Óyeme tú a la que apenas El pubis ensombrece Dulce vello Oye y clávame una vez más los ojos Traspásame Que tus dedos se enreden En mi pelo Confundidos Demórate un instante un siglo En mí -que te amo- Y prepárate para la muerte. |
© 2003, de los textos y dibujos (herederos de Lope Ruiz) Introducción / Dibujo nº 1 / A Puserwaden / Dibujo nº 2 |
©2003 El Cronista de la red 9