Aragoneria > Techumbres y Artesonados Españoles
Autor: Francisco Javier Mendivil Navarro Fecha: 19 de octubre de 2023 última revisión
Si bien el nombre de artesonados se puede aplicar a todas las techumbres y considerarse las de pares y nudillo como si fueran constituidas por una gran artesa, mas propio es dar este nombre a aquellas obras de carpintería que sirven para cubrir espacios habitables y están compuestas por maderos entrecortados que dejan entre si hondos espacios regulares de los cuales penden florones u otros elementos de talla.
Abundante en varíos artesonados que datan del reinado de los Reyes Católicos es el castillo de la Aljafería, en Zaragoza; famosos castillo árabe y, en tal aspecto, hoy casi reconstruido.
Los artesonados de la Aljaferia son una rica fusión del arte morisco con el arte gótico, y aun parecen presentir, en el ordenamiento y en el molduraje, el artesonado renacentista. El que decora (lám. LIII) lo que fue Salón de Embajadores (descendida su categoría, hace ya años, a la de almacén de municiones, no sin haber servido antes para otros usos perniciosos a su conservación) es una obra de alfarje subdividida en casetones profundos, exuberantes en motivos de ornato, entre los cuales motivos destaca la piña dorada. Encuadra el conjunto un gran friso superior, compuesto de una galería con arcos conopiales y antepechos calados, dos anchas fajas esculturadas y una inscripción gótica. Aparte de la gran cantidad de oro que decora este y los otros techos del castillo, la policromía de colores enteros – rojo, negro y verde -, les da un carácter de recia nobleza.
En la ciudad de Valencia aparece el Renacimiento con todo su esplendor en los célebres artesonados del Palacio de la Generalidad, hoy Audiencia territorial. Ocupa artísticamente el primer lugar el que hay en el llamado Salón de Cortes (lám. LIV), con una elegante tribuna de arquería, de entallados admirables. Comenzó este trabajo el maestro carpintero Ginés Linares, en 1540, pero la talla y la composición fueron obra, tal vez, de alguno de los artistas italianos que en aquella época vivían en Valencia. Otros dos artesonados de casetones figuran en el entresuelo de la antigua mansión floral; ambos son modelos típicos del arte entonces importado, por su acertada combinación de adornos florales y planos con molduras talladas, realzado todo ello por el oro, y conservado admirablemente, no obstante las vicisitudes por las cuales ha pasado el histórico edificio (lám. LV).
Se conservan en Valencia otros artesonados, con bien labradas tallas, que datan del siglo XVI, aunque sin tener la importancia de los citados anteriormente. Entre ellos figuran el de la Casa Gremial de los Carpinteros, en la calle de Balmes; los existentes en la morada de don Vicente Lassala, en la plaza de Calatrava, y los del gran salón del castillo de Alacuás (lám. LVI), en los alrededores de la ciudad no abundan los datos acerca de los techos artesonados que exornaban las dependencias principales de la Casa del Consejo Valenciana. Fueron desmontados cuando, en 1859, se procedió al derribo de dicho edificio y ahora se hace difícil reconstruir su planta. El señor Tramoyeres y Blasco intentó, sin embargo, indicar la distribución de las salas decoradas, en un esquema que ilustra su importante estudio sobre << Los Artesonados de la Antigua casa Municipal de Valencia >>, ya citado en el presente manual.
Aparte del techo descrito de la << Sala Dorada >>, el ornato mas importante del derribado palacio era el techo de artesonados de la Sala del Consejo. Este techo fue construido bajo la dirección del maestro de obras Juan del Poyo, y consta de ocho gruesas vigas apoyadas en grandes canes que figuran antiguos patriarcas (según las inscripciones que ostentas todos ellos), vigas entrecruzadas por maderos que, llegando hasta el plano inferior de aquellas, originan – como en todo artesonado propiamente dicho- los casetones decorados. El conjunto va ribeteado por un friso con pequeñas cabecitas (lám. LVII).
Las normas del Renacimiento italiano se traslucen en los artesones de Cataluña y de Mallorca, lo mismo que en la Sala del Consejo de Valencia.
El edificio de las Casas Consistoriales de Palma de Mallorca termina por una importante obra de madera, que corresponde, por la estructura, al grupo de artesonados renacentistas (fig. 17). Así nos la describe Piferrer: <<Es un alero grandísimo, o mejor un cuerpo voladizo, que con no poca osadía avanza a cobijar cual rico dosel la fábrica entera y aun el basamento de la compartición central del primer cuerpo. Sobre once mensulas o cartelas, separadas por florones, apóyanse otras tantas cariátides colosales que a su vez apean y dividen diez anchos artesones, cada uno de los cuales lleva un enorme florón esculpido y con algún colgadizo en el centro. Visto desde la plaza tiene cierta grandiosidad, que así da valor al monumento como sorprende agradablemente a quien lo mira, al paso que comunica a aquél y al lugar notable carácter pintoresco. >>
Por el suntuoso voladizo que nos acaba de describir Pablo Piferrer podemos formarnos idea de lo que debió ser la techumbre del zaguán del propio edificio, labrada, dentro del mismo estilo, por el escultor tallista Tomás Juan, el año 1670. Esta techumbre cobijada una pieza de 12 x 10 metros y estaba dividida en nueve compartimientos de los cuales lo estaban, a su vez, en doce casetones cuadrados y uno en dieciséis, teniendo todos estos casetones pimpollos colgantes. Ocho ménsulas, decoradas con bustos fantásticamente idealizados, saliendo de los muros e interespaciando el arquitrabe esculturado, sostenían los extremos de las jácenas, en cuyos cruces había unos florones con grandes hojas de acanto que aumentaban la riqueza de esta obra, fuerte y graciosa al mismo tiempo también es digno de ser recordado el techo del Consulado de Mar, de Mallorca, construido en el siglo VI, formando por sesenta hondos casetones, del centro de cada uno de los cuales pende un florón. En él, se pasa de la forma cuadrada que tiene cada artesa a la forma octogonal, al aproximarse al plano mas profundo en donde esta inscrita la planta circular del trabajado florero. En el filete que limita y separa las artesas se desarrollan motivos torneados. Un tipo corriente de artesonado mallorquín es el de la Casa Villalonga de Palma (fig. 18).
En el palacio de la Generalidad de Cataluña, junto con la obra gótica, se conservan también estancias del Renacimiento, y en una de éstas, en la << Sala Nueva>>, puede verse un techo que presenta analogías con el ya descrito del edificio homónimo de Valencia (lám. LVIII). Esto no es de extrañar, pues ambos techos se construyeron en la misma época.
En Barcelona existen también pequeños artesonados de madera en algunas casas nobles de la calle de Mercaders (fig. 19; aparte del de la escalera del << Archivo de la Corona de Aragón>> (lám. LIX) – cuyo autor y cuya época hemos citado en nuestro trabajo-, el cual tiene una cornisa de rico molduraje, y encima de la misma se alza una delicada tribuna con balaustres y columnitas, terminadas por zapatas floreadas, que sostienen una nueva cornisa, apoyo, a su vez, de la gran artesa con planta de octógono prolongado, dividida en casetones.
En su disposición de conjunto, guarda analogía con el anterior techo, otro muy rico y majestuoso que cubre la escalera del Palacio Arzobispal de Alcalá de Henares Llegaron hasta Cataluña las formas decorativas y composiciones de los pequeños artesonados mudéjares, con lo que decora una dependencia del Palacio Real anexo al monasterio de Santas Creus (lám. LX), y que se alza por encima de una friso renacentista, según indicamos ya en el capítulo III.
Uno de los ejemplares famosos de artesonados del siglo XVI, cubriendo grandes espacios, es el de la Sala Capitular de la Catedral de Toledo (lám. LXI).
Abundan los pequeños artesonados de madera en diferentes puntos de la Península; a veces están constituidos por un tema estrellado completamente mudéjar; Otras veces se combinan las estrellas con formas geométricas mas propias del Renacimiento; otras veces, por fin, tanto la estructura como la decoración son renacentistas. Ya dijimos, sin embargo, que el influjo mudéjar persiste en España a través de todos los estilos. Y aunque la decoración de muchos pequeños techos del siglo XVI sea renacentista por razón de sus elementos, algo queda casi siempre del espíritu mudéjar.
Haremos unas breves indicaciones acerca de algunos pequeños artesonados de varia composición:
En el convento de las carmelitas de Alcalá de Henares hay un artesonado ya moderno – del siglo XVII- formado por las combinaciones de artesas cuadradas y alargadamente exagonales (lám. LXII).
Las mismas formas geométricas componen un artesonado del Archivo de Alcalá de Henares, aunque están combinadas de diferente manera.
Del Archivo de Alcalá de Henares es también otro artesonado compuesto por exágonos regulares y estrellas de cuatro puntas (lám. LXIII), y aun en este edificio figura un artesonado absolutamente regular, o bien sea formado por artesas cuadradas con un florón al centro de cada una (lám. LXIV).
En el hospital Real de Granada se conserva un techo construido hacia 1530, en cuya composición entran rectángulos y cuadrados, puestos en orden según un ritmo muy italianizado (lám. LXV).
En Segorbe (provincia de Castellón de la Plana) son dignos de ser vistos los dos artesonados del Palacio del Duque de Medinaceli, utilizando actualmente como Ayuntamiento (láms. LXVI a LXVIII).
Finalmente, en Segovia existe un importante techo en la Sala Capitular de la Catedral (láms. LXIX) y otros, que, lo mismo que aquel, fueron construidos en el siglo XVI, en el monasterio del Parral (láms. LXX y LXXI), en el palacio Avedaña (lám. LXXIII). De los dos techos del monasterio del Parral, uno de ellos recuerda con sus motivos de carácter mudéjar el techo de Santa María, de Maluenda; el otro – el que está en el antecoro – es de sencillo dibujo renacentista. El artesonado de la casa de don Eugenio Nonide es de escasa profundidad y de composición triangulada.
Una variante de los artesonados puede decirse que son ciertos techos planos que están divididos en plafones, si se consideran como artesonados en que se haya anulado la profundidad: de aquellos hay algunos en España, por ejemplo, el de la Casa de Pilatos, en Sevilla, que se reproduce en la lámina LXXIV. Y también como un artesonado con artesas constituidas por bustos en relieve puede considerarse el techo del salón de la Casa de los Tiros en Granada. Este techo fue construido hacia el año 1530, y entre los retratos que en el miso figuran tenemos los de Carlos V y de la Emperatriz Isabel (lám. LXXV).
La tradición de los artesonados se mantuvo viva durante todo el siglo XVI y parte del siglo XVII; pero el coste de tales obras dio origen a una innovación decorativa a base de las vigas ordinarias mas o menos exornadas con molduras. A los casetones de madera substituyen los estucos en que domina una desbordada fantasía en la combinación de la flora y la fauna mitológica, alternando muchas veces con la figura humana. Se va esfumando la tradición de los techos de madera en manos de la economía y del desamor al oficio. El gran techo seiscentista que cubre la escalera de la Maestranza de Zaragoza (lámina LXXVI) es la última obra de importancia de los artistas carpinteros.
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6 Artesonados. Techumbres y Artesonados Españoles. Jose F. Rafols. Barcelona. 1926. Libro, Fotografías, ilustraciones, artesonados, tejados, edificios, mudéjar
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