Filtro Aevis.

Cronista

Ebano sobre hielo. © Fátima Rodrigo

EL FILTRO AEVIS

Lija del ocho . Segunda parte

Mis ensayos por ir algo mas lejos de lo que la limpieza con lija del ocho supone, me dejaron ante la duda de si seguía depurando el sistema del lijado o, mejor, ensayar en otro terreno más cómodo, con más aplicaciones y con más posibilidades de adaptación a cada cual.

De esta manera, recordé que los pegamentos en gel siempre me habían parecido elementos extraordinarios, por la cantidad de aplicaciones que admiten. Ya, siendo adolescente, me percaté de que los líquidos gelatinosos que segregaba mi cuerpo pegaban todo aquello sobre lo que se secaban.

Muchos años después, un amigo me contó que su compañero de trabajo se abrió la uña del dedo gordo de la mano con una gubia. En lugar de acudir a urgencias, este hombre se pegó la uña con uno de estos pegamos de gel, y sin problemas de rechazo o infecciones.

Así pues, me puse a trabajar en un dispositivo que, por gusto personal, lo denomino filtro Aevis. Está diseñado para la doble combinación de la visión y de la audición.

El filtro ocular se construye partiendo de estos pegamentos (mejor con los de calidad contrastada, son más transparentes y duros tras el secado) y una base que puede obtenerse del plástico incoloro y transparente de envolver. En este caso, el plástico, incuestionablemente, ha de estar limpio, sin motas ni arrugas, liso por completo. Sobre él y con los aplicadores del gel, se configura un círculo, del tamaño de la pupila, que iremos rellenando hacia el centro. El resultado final es una lentilla, transparente y de consistencia cristalina. He visto que venden en algunos sitios lentillas coloreadas y con figuras en el iris, pero no es lo mismo.

El filtro auditivo se obtiene formando una bola para que la podamos introducir en el oído. Al  material desprendido por la lija en limpiezas anteriores, con el que obtendremos la bola, se le aplica el gel; haremos tres gajos y dejaremos un espacio libre entre ellos. Los gajos de gel tienen que teñirse con colores amarillo, magenta y cian, para poder aplicarles funciones posteriormente.

La lentilla obtenida para la visión, se coloca como tal en el ojo. Sus funciones básicas son siete:

No actúa sobre elementos que no sean humanos. No altera la visión natural del medio en que estás.

El filtro no discrimina ningún cuerpo en su visión: blancos, negros, amarillos; mejores o peores, todos son apreciables.

No se ve el cuerpo en su figura exterior, ni como viste, ni sus volúmenes o su piel.

El interior del cuerpo, desde el hueso, se ve en color: cada órgano el suyo y a nuestro gusto, ya que, conforme entrenemos al filtro en nuestras preferencias, reconocerá cómo queremos ver.

Se puede ver la limpieza interior, las alteraciones que se han introducido desde el cerebro, órganos cambiados, funciones modificadas por ideas, zonas del cerebro que están trabajando...

La masa corporal exterior se visualiza como una masa gelatinosa y transparente. Puedes aplicarle un color de tu preferencia. Si has seguido las últimas tendencias en fotografía digital sobre el cuerpo artificial, sabrás a que me refiero; si bien,  la visión directa con el filtro aporta más espectáculo y riqueza.

Si lo deseas, podrás ver si quien está a tu lado consume algo de ti: tu energía, tus ideas... Podrás ver el flujo que en estos casos sale de tu cuerpo hacia el otro.

El filtro de audio puede hacerse por duplicado para conseguir más combinaciones, asignando registros a tu gusto. Sus funciones, siguiendo el teñido de sus componentes, establecen tres niveles de comunicación: el primero es un filtro para "todo-música", asignado al color amarillo; el segundo para el magenta, es un filtro "interior-interior" y el tercero, para el color cian, es "silencio total" en dos versiones: de fuera-dentro y de dentro-fuera.

El funcionamiento es muy sencillo: cuando el filtro está colocado en el oído, basta el darle un giro a la bola con la mano y el color que mira al exterior es el que actúa. En el caso del amarillo, no hay ningún sonido mas que el de la música que tú hayas seleccionado. El color magenta te proporciona un diálogo con el otro de forma totalmente sincera, sin ocultamientos ni segundas intenciones. Siempre en silencio total, el color cían te ofrece dos tipos de silencio: el primero es el del exterior y el segundo el silencio de tu interior hacia los demás.

Los dos filtros juntos, el auditivo y el ocular, funcionan mejor que por separado, lo que no implica que, en cuanto lo desees, trabajen independientemente. Es muy interesante ver los órganos del cuerpo en color y simultáneamente escuchar sonidos que van acompañando los movimientos de los órganos, ya sean musicales o asignados como ruidos.

En estas condiciones los cuerpos que ves ofrecen un espectáculo audiovisual, acompañando los movimientos de la masa gelatinosa en un todo armónico y libre de añadidos extraños. El inconveniente es que hay cuerpos que, por su contenido podrido y nauseabundo, no pueden ni mirarse si no es a costa de ver y oír porquerías que nunca hemos conocido.

Recuerda que si tu interlocutor emplea también los filtros no puedes ocultarle nada.

Es una rara coincidencia pero en el tiempo que he estado desarrollando el sistema, me he enterado de que un grupo de científicos, que estudian las reacciones cerebrales, ha conseguido ver en un color determinado, cómo reacciona el cerebro ante una situación como el engaño o la presunción del engaño, la zona donde se registra esta reacción y la intensidad de esa actividad.

Al principio, al menos en mi caso, el sistema funciona algo lento, hasta tanto adquiere la información suficiente como para poder ofrecer unos mínimos. Necesita algo de entrenamiento para reconocer nuestras preferencias personales. Pero en unos días, usándolo de forma prolongada, responde con celeridad, casi en tiempo real, y despliega toda la panoplia de opciones. En poco tiempo tendremos la visión instantánea y su correspondiente sonido, con las variaciones que queramos introducir. Mucho cuidado con los mareos y, para quienes sean pelín escrupulosos, unas bolsas como en los aviones, por si se presenta la ocasión.

Insisto en que hay que tener mucho cuidado cuando estamos junto a alguien que utilice alguno de estos filtros.

Un último comentario para los que vean con los dos ojos. Como soy tuerto desde siempre, este filtro lo he desarrollado para la visión monocular. Quienes quieran seguir mirando con ambos ojos, habrán de repetir la construcción de la lentilla y ajustar el sistema para conseguir esa visión normalizada de la que, por cierto, nada puedo decir.

malatorre@almalatorre.com

https://malatorre.wordpress.com

Ilustración: Fátima Rodrigo

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