Las Moradas de Eros. 7

por Rafael Lobarte.

Cronista


Las Moradas de Eros


Segunda anacreóntica

Se ha mi amor enfadado
y no quiere ya verme.
A sus pies yo me postro
y, al rasgar mis vestidos,
la ceniza derramo
por mi cana cabeza
y también por mi boca
implorante de besos.

¡Nada alivia mi pena!
¡Nada endulza mi llanto!
Ni apurar tan siquiera
el licor que me ofrece
ese numen risueño
que se embriaga de pámpanos
y se cubre de yedra.

No consigo olvidarte,
aunque seas tan sólo
bestezuela egoísta
que si gozo no encuentra
cuando yace a mi lado,
desatiende a las súplicas
y cruel me abandona.

© 2006 Rafael Lobarte

Amorcillos


Seguir leyendo:Epigrama Siguiente Página
Inicio

Ir a portada Cronista

© 2006 El Cronista de la red